UCEDA: LA MUERTE, QUE TAN SILENCIOSA ES
Y apenas hace ruido. Y por ello nadie la escucha cuando llama a las
puertas. Y nadie lo hizo cuando en la noche del 13 al 14 de diciembre de 1874
llamó a las puertas de la casa de doña Josefa, la rica viuda de don Pedro
Hierro.
Don Pedro, según se decía, tenía escondidos unos cuantos miles de duros
en aquella casona que, por llamarla de alguna manera, la llamaron de don Pedro “El
Rico”. Su fortuna decían unos que procedía de sus negocios, otros que la había
forjado en algún que otro viaje de ida y vuelta a las colonias, cuando España
tenía colonias al otro lado del mar.
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Tomás Gismera Velasco